EL 7N YO VOY
Más de 800 mujeres
asesinadas por violencia machista son más que suficientes. En cualquier
país, incluido éste, debería bastar para que fuera una cuestión de estado, un
tema de primer orden y prioridad, un problema equiparable al que fue en su día
el terrorismo. Y que se abordase con la misma contundencia legal y con los
mismos recursos. ¿Qué ocurre, pues, para que no sea así? ¿Qué nos pasa como
individuos y como sociedad para que no atendamos debidamente este problema? ¿Es
que "sólo" son mujeres? Me gustaría creer que éste es un tema
de debate y preocupación social y política, pero lamentablemente está claro que no hay suficiente conciencia,
no existe una condena colectiva bastante grande ni un rechazo frontal como para
que nos tomemos la violencia de género como lo que verdaderamente es: una
cuestión que no nos podemos permitir el lujo que continúe siendo el pan nuestro
de cada día, que en todo caso, como todo acto violento en sociedad, debe ser la
excepción a la norma, nunca un hecho cotidiano y colectivamente asumido, si no
aceptado.
Podemos hacer muchas cosas
excepto rendirnos ante una problemática de estas dimensiones, ante semejante
oleada de crímenes. ¿Recuerdan que no hace tantos años los llamábamos crímenes
pasionales, bajo la justificación del amor romántico y los celos como parte de
ese supuesto amor? Aún me acuerdo de las palabras de un comisario, conmigo al
otro lado del teléfono ejerciendo la profesión periodística, pretendiendo
justificar la agresión a una mujer por parte de su marido: "algo habrá
hecho que no le ha gustado a él...", dijo el policía. Me quedé
estupefacta ante tamaña afirmación, escrutando en mi entonces joven mente
qué podría justificar una agresión machista. No hallé respuesta, como tampoco
la encuentro ahora al silencio de muchos ni a la inacción de otros tantos.
Tenemos que transformar
nuestra sociedad de raíz, erradicar de ella los micromachismos del día a día,
esos que nos pasan desapercibidos la mayor parte de veces, educar a los más
pequeños y a nuestros jóvenes para que practiquen y defiendan la igualdad y,
por supuesto, perseguir de manera implacable a los maltratadores a la vez que
ofrecemos a las víctimas todos los recursos necesarios para protegerse de ellos
y para salir del pozo oscuro de la violencia machista.
Mientras, iremos a manifestarnos por las
calles de Madrid, seremos muchas y muchos el
próximo sábado 7 de noviembre. Muchas y muchos los en la exigencia que
la lucha contra la violencia machista sea una cuestión de estado en la que
se comprometan toda la sociedad, sus organizaciones y sus instituciones.
Reclamaremos el compromiso político, del gobierno, en esa lucha,
pediremos más y mejor protección para las mujeres y también para las y los
menores víctimas de violencia machista, exigiremos también el
compromiso de los medios de comunicación, que tienen un papel fundamental en
esta lucha sin cuartel y que demasiadas veces lo ejercen con falta de
profesionalidad e incluso de dignidad.
Como dice el Manifiesto de la Marcha Estatal contra las
Violencias Machistas, "tomemos conciencia de una vez que el machismo
mata y hace imposible la convivencia exigible en una democracia" Por todas
las que los machistas han asesinado y para que no maten ni una más. Por ellas,
y por todos y todas nosotras, el
7NYoVoy.
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