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jueves, 21 de enero de 2016

IGUALDAD SALARIAL Y CONCILIACIÓN: UN COMPROMISO

Ha empezado el cambio. Este país, y en especial las mujeres españolas, han sufrido ya demasiado como para que dejemos trascurrir más tiempo sin hacer nada. Por eso el Grupo Parlamentario Socialista del Congreso de los Diputados, del que tengo el honor de formar parte desde las elecciones del pasado 20 de diciembre, ha presentado ya un total de 30 iniciativas para mejorar la vida de las personas. Dos de ellas se refieren específicamente a temas relacionados con la igualdad entre hombres y mujeres: Igualdad salarial y conciliación,corresponsabilidad y racionalización de horarios. Otra de las presentadas hace unos días reclamaba un Pacto para la erradicación de la violencia de género.

En realidad se trata de dos Proposiciones no de Ley que están íntimamente relacionadas. No es casualidad que la tasa de actividad laboral de las mujeres españolas sea mucho más baja que la de otros países europeos y que el paro femenino sea más elevado que el masculino. No es fruto del azar que la brecha salarial sea de un vergonzoso 24% en contra de las mujeres. Ni que la tasa de paro femenina alcance cifras superiores a la masculina. Esas cifras van parejas a los datos de conciliación y de corresponsabilidad entre los hombres y las mujeres de este país. Aquí se concilia de boquilla, pero la realidad y las estadísticas nos dibujan un triste panorama impregnado de machismo y de distinción evidente de los roles de género.

Pero cuidado, pensar que eso es así y que algún día la sociedad evolucionará por simple inercia de los tiempos es un error que la sociedad en su conjunto pagaría caro. Los poderes públicos no pueden y no deben mirar hacia otro lado sino, muy al contrario, tienen la obligación de actuar y legislar para conducir a la sociedad hacia el objetivo de la plena igualdad entre hombres y mujeres. Sin detrimento, claro está, de que se produzca un cambio cultural y de costumbres que, aun así,  no se producirá en tiempo y forma adecuados si no se impulsa y se propicia desde esos poderes.

Difícilmente conseguiremos la igualdad salarial entre hombres y mujeres si somos nosotras las que seguimos cargando con la responsabilidad de cuidar a nuestros hijos y a los mayores y dependientes. Será imposible que alcancemos la tasa de empleo femenino del 74% acordada en la Unión Europea –ahora estamos 9 puntos por debajo- mientras nos encarguemos casi en exclusiva de las tareas domésticas. O mientras en los trabajos se siguen imponiendo horarios partidos, irracionales y jornadas interminables. La doble y la triple jornada dificultan en gran manera que podamos acceder a la vida laboral y, si lo hacemos, es en la práctica totalidad de los casos en inferioridad de condiciones: las mujeres nos encontramos con un río que debemos cruzar, que frecuentemente discurre muy caudaloso y que demasiadas veces nos acaba ahogando.


Pero a la derecha ya le va bien que sea así. Durante cuatro años el gobierno conservador y neoliberal de Rajoy se ha excusado en la crisis y ha dinamitado los puentes para cruzar el río que había colocado el anterior gobierno socialista. Puentes como la Ley de Dependencia, los servicios sociales, los permisos de paternidad más amplios o la educación para la igualdad en las escuelas. La reforma laboral ha precarizado el mercado laboral en todos los sentidos y las mujeres son las principales titulares de contratos parciales. Son incontables las medidas y recortes adoptados por ese gobierno nefasto que han acabado perjudicando de manera especial a las mujeres y que demuestran su total desinterés por la igualdad de género. De muchas de ellas he hablado en anteriores entradas, no me voy a extender. Pero tampoco me estaré quieta. No estaremos inactivos ni inactivas. Tenemos un compromiso y ya hemos empezado la cuenta atrás para hacer de esas promesas, realidades. Sé que lo conseguiremos, lucharemos para alcanzar los objetivos. Ah, y lo que desde luego no haremos será adoptar posturas y representaciones vacuas ante las cámaras de televisión. Lo nuestro son los hechos.

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