lunes, 22 de octubre de 2018

HOMBRES QUE CREEN EN LA IGUALDAD



En un artículo publicado hace poco hablaba de los hombres que no aman a las mujeres. Me refería a hombres con poder que por sus manifestaciones, comportamientos y decisiones atacan a las mujeres por el hecho de serlo y contribuyen a ahondar en el machismo, la discriminación y la injusticia. Hoy voy a hablar de otro tipo de hombres que afortunadamente abundan cada día más. Son personas que, independientemente de su sexo, entienden que nuestra obligación como sociedad es trabajar y luchar por la igualdad real entre hombres y mujeres. Son gente que está convencida, como lo estamos las mujeres feministas, de que esa igualdad traería consigo un cambio radical en la manera de organizarnos y de relacionarnos. 

Estos hombres son conscientes de que luchando en este bando están renunciando a privilegios. Se han criado siendo hombres, con todo lo que eso lleva implícito. No han vivido generalmente en sus carnes la zozobra que supone que te "piropeen" por la calle con apelativos que se supone que te tienen que halagar pero que en realidad te intimidan, te ultrajan y hasta te atemorizan. No saben por experiencia propia qué se siente cuando deambulas de noche y notas que alguien sigue tus pasos. Tampoco les han preguntado nunca en ninguna entrevista de trabajo si tienen hijos o hijas, o si tienen planes de futuro en ese sentido. Y, en caso de que se lo hayan preguntado, ha pesado positivamente en su candidatura, porque ser padre te convierte en hombre responsable y laboralmente fiable.

Los hombres que comparten lucha con las mujeres nunca se han enfrentado a un juez que les haya preguntado si cerraron bien las piernas cuando alguien quiso violarles. Ni se han sentido insultados al escuchar defensas denodadas con trasfondo capitalista y patriarcal de su "libertad" para consentir la mercantilización de sus cuerpos a través de la prostitución o los vientres de alquiler. 

Son un colectivo que, eso sí, sufren ataques por parte de los mismos que nos atacan a nosotras cuando nos salimos de los cánones establecidos y socialmente estandarizados. Algunos intentan descalificarles diciendo que son una pandilla de "homosexuales" (no suelen usar un lenguaje tan políticamente correcto, por descontado, sino que utilizan otros calificativos más malsonantes y despectivos, porque buscan insultar, no catalogar) A nosotras nos llaman desde "mojigatas" a "putas", pasando por un largo catálogo de adjetivos a cual más lindo. Otros pasan sin cortarse a las amenazas, como también hacen más veces de lo que pudiera imaginarse con nosotras. Lo viene diciendo desde hace años Miguel Lorente: el nuevo machismo, su versión 2.0 a la que el profesor llama posmachismo, se apoya en el descrédito de las personas que se posicionan a favor de la igualdad. Y ahí vale todo y contra todo el o la que se mueva para cambiar lo que ellos defienden, que es la sociedad patriarcal. 


Cada vez son más, los hombres igualitarios, aunque su crecimiento es lento. Algunos están comprometidos con otros movimientos sociales y los hay que lo están con partidos políticos. En el que yo milito, el partido socialista, hay unos cuantos. Por algún motivo a muchos hombres que no son machistas o no se reconocen como tales aún les cuesta comprometerse públicamente con la defensa de la igualdad, quizás porque saben que implica renuncias, o quizás por el qué dirán, o por evitar ser señalados, estigmatizados e increpados. O un poco por todos esos motivos.

Puede que no sepan que no sólo de renuncias vive el hombre igualitario. También hay beneficios y recompensas. Más allá de la satisfacción de contribuir a la lucha por la justicia social, la de estos hombres comprometidos con la igualdad es también una búsqueda de lo que se ha dado en llamar "nuevas masculinidades". Entienden que para cambiar la sociedad y hacerla más igualitaria, los primeros que tienen que cambiar son ellos. Saben que tienen que evolucionar la mirada masculina y sobre todo la patriarcal hacia la homosexualidad. Que tienen que vivir de otra manera su sexualidad y la manera de relacionarse con las mujeres. Que pueden ser sensibles y vivir más intensamente la afectividad, sin corsés que les repriman. O que en el rol de cuidadores pueden encontrar un acercamiento a sus hijos y a sus seres queridos que de otra manera se estarían perdiendo. De hecho, entre ellos se encuentran los principales defensores de los permisos igualitarios. Se trata, en definitiva, de agitar y remover los cimientos de la cultura patriarcal en la que los han socializado para construirse de nuevo en un mundo en el que cada uno y cada una sea al margen de si ha nacido hombre o mujer. 

Desde hace una docena de años, la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE), y asociaciones hermanas como la catalana Homes Igualitaris, vienen convocando ruedas de hombres en el mes de octubre, hacia el día 20 de este mes. Con estos actos pretenden visibilizar su rechazo a la violencia de género. En ellos también somos bienvenidas las mujeres pero el principal objetivo ese día es mostrar a la sociedad su postura contraria y la de la mayoría de los hombres a esa violencia. El resto del año se les ve en todo tipo de actos reivindicativos, en manifestaciones y concentraciones. No suelen entender que haya una parte del feminismo que les aparte y hasta les mire mal. Yo tampoco lo entiendo porque sé que no quieren usurpar ningún lugar en una lucha que las feministas llevamos abanderando desde hace ya siglos. La inmensa mayoría sólo quieren acompañarnos y apoyarnos. Y les necesitamos, no ya las feministas, sino la sociedad entera. Sin el compromiso de los hombres con la igualdad no avanzaremos, o lo haremos más lentamente y probablemente de manera más traumática. Por eso hoy he querido reconocerles y visibilizarles en este artículo. ¡Va por vosotros, compañeros de lucha!

Post publicado en Tribuna Feminista el 19 de octubre de 2018 

miércoles, 17 de octubre de 2018

HOMBRES QUE NO AMAN A LAS MUJERES



El machismo más rancio anda enrabietado. Los que lo practican cual religión incuestionable porque saben que sólo así pueden aspirar a conservar unos privilegios que ven amenazados, se están dando cuenta de que las mujeres hemos dicho alto y claro "hasta aquí hemos llegado". Ven como una parte de la sociedad, la que cree en la igualdad y de la que formamos parte no sólo mujeres sino cada vez más hombres, está cuestionando y combatiendo su estatus. Pero no están dispuestos a ceder y darse por vencidos así como así. Son demasiados siglos de ejercicio del dominio patriarcal como para tirarlos por el desagüe. Lo que siempre ha sido, siga siendo. Palabra de machista.

Esta misma semana hemos tenido varias muestras de esa resistencia combativa del machismo. El patriarcado tiene poderosos aliados, gente bien posicionada que defiende sus postulados y que además, como en los casos que han sido noticia estos días, no tienen ningún pudor en exhibir esa militancia en contra de las mujeres, de nuestros derechos y libertades. Algunos jueces y políticos se cuentan entre esos aliados y tenemos muestras para parar un tren en éstos y otros sectores. 

Nos desayunábamos el jueves con una noticia sobre un magistrado de un juzgado de violencia sobre la mujer de Madrid que despreciaba e insultaba a una mujer víctima de malos tratos psicológicos, amenazas y coacciones a la que le sometía su ya ex marido. La policía le había otorgado una valoración de riesgo extremo pero el juez no sólo pareció no creerla sino que se mofó de ella con la complicidad de la fiscal y la abogada que le acompañaban. El "fallo" fue que la cámara de la sala donde se produjo tamaño despropósito verbal e intencional, continuaba grabando. 


La Asociación de Mujeres Juristas Themis ha pedido en un comunicado que el Consejo General del Poder Judicial establezca criterios que fijen el perfil de los titulares de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer para que estén libres de prejuicios de género. Mientras, en el Congreso de los Diputados, se tramita la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial para aplicar medidas urgentes del Pacto de Estado de Violencia de Género. 

Unas horas antes de conocer la infame noticia sobre el magistrado, en la localidad turolense de Alcañiz, un concejal de Ciudadanos no tuvo reparo en pronunciar una sarta de comentarios machistas en los que, además, la protagonista era su propia mujer. Y lo hizo en un pleno municipal para fijar su posición sobre un tema relacionado con la educación concertada. Al parecer, aquello le evocó recuerdos de su mujer con uniforme de falda colegial. Evidentemente, venía muy a cuento.

No nos habíamos recuperado del susto cuando nos enteramos de que en la localidad malagueña de Torrox el alcalde, del PP, le encuentra una parte positiva al asesinato machista que había tenido lugar días antes, el de Manuela. Cuál, se preguntarán: que así Torrox sale en los medios. La calidad humana del personaje queda en evidencia, sobran las palabras. Pero como alcalde que está orgulloso de que su pueblo salga en la tele porque en él se ha producido un asesinato, cabría decir que "es de traca".

A la par, el ahora líder del PP, Pablo Casado, insiste en que el aborto no es un derecho y que van a proponer medidas de apoyo a las mujeres para que no aborten. Dice Casado que el aborto es un fracaso. ¿De quién, señor Casado? ¿De la sociedad? ¿De la mujer que se ve abocado a ello? ¿O de usted como político? No digo esto último porque sí. Si a estas alturas ustedes, la derecha, quieren quitarnos lo que es uno de nuestros derechos más reivindicados, luchados y que más nos ha costado conseguir, entonces es que no han entendido nada, y menos a las mujeres. Miren, si no, lo que está pasando al otro lado del Atlántico, en Brasil, donde millones de mujeres han salido a las calles a protestar contra Jair Bolsonaro bajo el lema "Él, no". Tiene tras de sí un largo historial de declaraciones machistas, homófobas y racistas. El domingo hay elecciones y parece bien posicionado. Pero más del 52% de las mujeres no quieren saber nada con él y lo gritan a los cuatro vientos. Veremos qué ocurre.

Y, por si fuera poco, otro político del que ya prácticamente nada nos sorprende, el presidente norteamericano Donald Trump, se ha burlado de una de las varias mujeres que han denunciado a su candidato al Tribunal Supremo. Mujer a la que, como el juez español, tampoco cree.

Todo esto ocurre, además, en la semana que sucede a otra con balance especialmente crítico en cuanto a víctimas mortales de violencia de género se refiere. Asuman, los mencionados y otros militantes del machismo como ellos, su cuota de responsabilidad añadida a la que como sociedad ya tenemos todos y todas. Y, lo que es más importante, cambien de actitud, avergüéncense, pidan perdón y no lo vuelvan a hacer nunca más. Ah, y, si puede ser y no es mucha molestia, dimitan, dejen sus cargos y váyanse a sus casas a hacer acto de contricción. Todos y especialmente todas, saldremos ganando.